Como sacerdotes integrantes del Foro de Curas de Madrid sentimos el deber de denunciar solidariamente la tragedia que están sufriendo los pueblos del Este de la República Democrática del Congo como consecuencia del recrudecimiento brutal de una guerra que dura más de diez años.Nos duele e indigna este “genocidio silencioso”, como lo han llamado los obispos del país: las masacres de la población civil, las violaciones sistemáticas de mujeres y niñas, los centenares de miles de desplazados, numerosos niños secuestrados y convertidos en niños soldados…La claridad de los hechos nos lleva a afirmar:
1.-Que esta feroz guerra está movida por los intereses económicos de grandes empresas multinacionales cuyos nombres y los de los países que las apoyan son ya hoy totalmente conocidos y del dominio público (EE. UU., Gran Bretaña, Bélgica…)
2.- Que estas empresas se vienen enriqueciendo desde hace muchos años con la explotación de las enormes riquezas minerales de estas zonas del Congo: oro, cobalto, cobre, estaño (casiterita), diamantes, wolframita, uranio… y en especial COLTÁN.
3.- Que este coltán es el mineral indispensable para la fabricación de nuestros móviles, ordenadores portátiles, consolas de juegos, naves aeroespaciales…Y que en los Kivus se encuentra el 80% de las reservas mundiales de este mineral.
4.- Que la población congoleña malvive en la más absoluta pobreza y en los diez últimos años ha sufrido ya la tragedia de más de 5 millones de muertos.
5.- Que el señor de la guerra Laurent Nkunda, tutsi congoleño, controla el coltán con el que negocia, siembra el terror por la acción de sus tropas, que operan en las zonas donde se concentran las principales minas, es acusado de crímenes contra la humanidad y sobre él pesa un mandato internacional de arresto.
6.- Que el último informe de los expertos de la ONU denuncia al gobierno de Ruanda por apoyar a las tropas de Nkunda, con varios miles de soldados de su propio ejército, por lo que los gobiernos de Suecia, Noruega y Holanda le han retirado sus ayudas, mientras que la UE las mantiene y las refuerza.
7.- Que las razones para hacer la guerra –combatir a los hutus ruandeses, presumibles autores del genocidio tutsi de 1994- son una burda excusa. La guerra la hacen para seguir apropiándose de las riquezas minerales de la región del Kivu y forzar al gobierno de Kinshasa, salido de las urnas, para que ceda los Kivus a Ruanda. Es la denuncia valiente hecha por los obispos congoleños.
8.- El Gobierno Congoleño, abandonado por Occidente pero demostrando sus deseos de paz, se ha sentado en Nairobi a dialogar con Nkunda. Ambos han acordado un alto el fuego, pero Nkunda lo ha roto.
9.- La ONU y la Unión Europea silencian el nombre, los motivos y las causas de esta guerra, preocupados por salvaguardar sus intereses económicos y políticos. Ante tanta injusticia, la orden jesuítica ha llegado a “acusar a la comunidad internacional de querer que la guerra se mantenga y se prolongue en el tiempo”, pues “si lo quisiera realmente, la guerra en la República Democrática del Congo (RDC) terminaría en pocos días”.
10.- La ONU está manteniendo en el Congo una fuerza de paz de 17.000 cascos azules, la MONUC. Pero el pueblo congoleño pide masivamente que se vayan: no saben ni , al parecer, quieren defender a la población civil. En el mismo sentido, muchas ONGs de Europa han pedido que sea la UE la que envíe una fuerza de disuasión para detener la guerra. Pero, al final, tras muchos debates, los gobiernos europeos no las envían.
D E N U N C I A M O S
1.- Las mentirosas maniobras de distracción del criminal de guerra Laurent Nkunda.
2.- El apoyo descarado que el gobierno de Ruanda viene prestando a la guerra de Nkunda y sus intentos de anexionarse los Kivus con sus ricas minas.
3.- La complicidad e hipocresía de la Comunidad Internacional y, como parte de ella, del Gobierno de España.
4.- La falta de libertad , responsabilidad y valentía de los medios de comunicación que, aunque en esta ocasión han hablado algo más que otras veces, siguen sin prestarle el interés, análisis y denuncia que merecen.
5.- El preocupante y significativo silencio de nuestra Conferencia Episcopal que no ha hecho ningún gesto de denuncia o de apoyo sobre esta situación.
P E D I M O S
1.- A la UE que decida enviar esa fuerza de disuasión que detenga la guerra, dé seguridad a la población y permita a los miles de desplazados regresar en paz a sus tierras.
2.- A los organismos internacionales, FMI y BM y a la Unión Europea que retiren su ayuda económica al gobierno de Ruanda hasta que deje de apoyar a Laurent Nkunda.
3.- A la Comunidad Internacional, que apoye al gobierno democrático del Congo en la gestión y control de sus recursos naturales, convoque una Conferencia Internacional sobre la explotación de esos recursos naturales, renueve su confianza en el programa Amani como marco apropiado para llegar a la Paz dotándole de los medios necesarios y no deje impunes los crímenes de guerra, llevando a sus responsables ante los tribunales internacionales.
4.- A nuestros obispos que, sin más dilación, denuncien esta situación y presten apoyo solidario al pueblo congoleño junto a otras instancias que ya lo están haciendo.
5.- A nuestro pueblo y a nuestras comunidades que nos organicemos para romper el silencio y la confusión que los poderosos han tejido para ejecutar mejor sus planes de enriquecimiento a costa del hambre y la muerte de de estos hermanos pueblos de Africa.
FORO DE CURAS DE MADRID
Madrid, 14 – Enero – 2009