jueves, 12 de agosto de 2010

Estamos quedando todos ciegos


Ando muy preocupada con esa ceguera que se va haciendo generalizada. Hasta parece hacerse real el libro de Saramago “Ensayo sobre la ceguera”.

Cada día que pasa hay más ciegos y los que ya están ciegos, se hacen un poco más ciegos (como si fuera posible ser ciego de la ceguera).

Es como una epidemia, pero selectiva. No estamos ciegos para todo. Vamos quedando ciegos para ciertos escenarios. Quiero decir con esto: ciegos para un tipo de cosas y no para otras. Es como una enfermedad silenciosa y ladina, que va subiendo de a poco en el pueblo, como una niebla que nos envuelve.

No encuentro otra explicación que no sea una enfermedad cuyo síntoma es el silencio ante lo que está pasando, especialmente lo que atañe a minorías, a pobres y a injusticias. ¡Estamos ciegos!

Siento estupefacción por la indiferencia con que se vio la injusta condena a esos “pobres niños ricos” que casi mataron a dos humildes empleados del mini market de La Parva. Su abogado, no estaba muy satisfecho con la condena de dos meses de “trabajos comunitarios” y una multa de millón y medio (¡qué barbaridad!), hubo mala fe de los empleados que hicieron ese “teatro” para sacar plata de sus clientes. ¿Ciegos todos que no vieron la cara de los chicos agredidos?

Como si fuera poca ceguera, miro la huelga de hambre mapuche. ¿Cuántos realmente han visto esto? ¿Cuántos han visto que los mapuches se les acusa de terroristas? ¿Cuántos se dieron cuenta de que ellos estaban aquí antes que llegáramos nosotros y son los verdaderos dueños de la tierra? ¿Quién vio la forma fraudulenta como les robaron sus tierras inicialmente? Porque ahora los poderosos intereses de la zona, solo dejan ver (visión selectiva) los documentos de legitimidad ,tan dudosa, de los actuales dueños.

Finalmente nuestra ceguera selectiva tergiversa todo que sea tema ecológico (¡Qué agitadores!) versus desarrollo industrial. ¿Pascua lama?, Derrame de petróleo? ¡No preocuparse, ya está todo bien!

¿Qué nos pasa? ¿Qué extraña enfermedad es esa que nos está cegando de a poco, haciéndonos caer en el pozo de la indiferencia? Ojalá no sea tarde cuando recordemos la historia del ratón de una granja que pedía ayuda a la gallina, al cerdo y a la vaca que indiferentes vieron como, por no ayudarlo a tiempo, fueron uno a uno siendo exterminados.

¡Que Dios nos dé el valor para asumir y enfrentar esta autodestructiva enfermedad!

Sonia Salvador
integrante
Grupo Reflexión Cristiana Valpo

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